¡¡Felices Fiestas!!
Ya hemos pasado parte de estos días tan especiales y estamos de comida hasta las cejas. Pero todavía nos falta por hacer un pequeño esfuerzo para despedir el año y para vivir la noche más mágica: la noche de Reyes.
¿Y cuál es el dulce por antonomasia de ese día? ¡¡Pues el Roscón de Reyes!!
Qué rico comerlo para desayunar con una taza de chocolate caliente, mientras abrimos los regalos. O después de comer, expectantes por saber a quién le va a salir la sorpresa.
Hace unos años decidí que quería probar a hacerlo en casa a ver qué tal y desde entonces no hemos vuelto a comprar uno. Es un proceso un poco laborioso, pero os aseguro que el resultado merece muchísimo la pena. No sólo ya porque está buenísimo, sino porque además tienes ese componente de satisfacción de haberlo hecho tú mismo.
Recetas para hacer Roscón hay muchas; yo os voy a enseñar la que uso últimamente y que sale perfecta. Además no lleva mantequilla, sino aceite de oliva; y si en lugar de leche normal utilizáis leche vegetal, pues tenéis un precioso roscón sin lácteos perfecto para todos los alérgicos o intolerantes.
¿Lo intentamos?
Para el prefermento
Para la masa
Para decorar
1. Lo primero será preparar el prefermento. Para ello templamos la leche y deshacemos la levadura en la misma. Mezclamos con la harina y el azúcar y formamos una bola.
2. Ponemos agua templada en un bol y metemos la bola de masa. Cuando veamos que flota, pasados aproximadamente 10-15 minutos (dependerá de la temperatura), significará que el prefermento está listo para ser usado.
3. Para preparar la masa, primero deshacemos la levadura en la leche tibia.
4. En un bol tamizamos la harina y añadimos los huevos un poco batidos, el azúcar, el aceite, una pizca de sal y el agua de azahar. Agregamos también la leche con la levadura disuelta, la bola de prefermento y mezclamos enérgicamente todo.
5. Si tenéis una batidora con gancho amasador, os vendrá de maravilla. Si no, tendréis que amasar a mano. Hay que amasar bien durante unos 10-15 minutos a velocidad baja (o a mano, sobre una superficie aceitada para que no se pegue la masa).
6. Cuando tengamos una masa elástica y que no se pega, formamos una bola y dejamos levar, en un bol que habremos aceitado, hasta que doble su tamaño. Yo suelo tapar el bol con un paño, pero no es necesario. Este levado será de unas 5 o 6 horas, dependiendo un poco de la temperatura que tengamos en casa.
La bola antes…
7. Una vez doblado el volumen, dividimos la masa en dos bolas (podéis dejarla tal cual si queréis hacer un mega roscón) y las dejamos reposar 5 minutos.
8. Para darle forma a los roscones, introducimos los dedos en el centro de la bola y poco a poco vamos agrandando el agujero. Si veis que la masa tiende a encogerse, quiere decir que no está “relajada”, así que tendréis que dejarla reposar 10 minutillos y volver a darle forma.
Si queréis meter una sorpresita dentro, este es el momento. Una vez que le habéis dado la forma, metéis la sorpresita por debajo.
9. Colocamos los roscones sobre una bandeja de horno con papel vegetal. Dejamos reposar hasta que vuelvan a doblar su tamaño. Esta vez serán unas 2-3 horas, dependiendo de la temperatura que tengáis en casa. Podéis poner en el agujero un aro de emplatar, un vaso o incluso una bola de papel de aluminio para que no se cierre el agujero durante el levado
10. Cuando hayan doblado el volumen, pintamos la superficie con huevo batido, con delicadeza para no desgasificar el roscón. Adornamos con el azúcar humedecido. Yo este año lo he dejado así sin más, pero podéis poner frutas confitadas, almendras laminadas,…
11. Precalentamos el horno a 200º, con calor arriba y abajo.
12. Horneamos durante unos 15-18 minutos. Los 10 primeros minutos a 200ºC y luego bajamos a 180ºC. El tiempo depende de si habéis hecho 2 roscones medianos o un super roscón!
13. Cuando esté hecho, sacamos y dejamos enfriar sobre una rejilla.
14. Una vez frío, podéis cortarlo por la mitad y rellenarlo de lo queráis…¡o dejarlo tal cual!
No os asustéis por lo largo del proceso, es lo que tienen las masas de bollería, que necesitan muchos levados. Pero eso es lo que hace que queden luego tan esponjosas y con un sabor tan rico. Tampoco os desesperéis si en alguna de las fases no parece que vaya sobre lo planeado. Las masas tienen vida propia y a veces parece que no va a salir nada bueno de ahí…¡¡y luego te sorprende!! Y una vez que probéis el que hagáis vosotros, os aseguro que no vais a volver a querer comer uno comercial. Aunque sólo sea por el orgullo ese de poder decir “Lo he hecho yo” 😉
Cualquier duda no dudéis en dejar un comentario y os responderé en cuanto pueda.
¡¡¡Feliz Año Nuevo!!!